Cajitas escondidas bajo la cama con ordenes oscuras, a veces odio a mi madre como un pulso que me enrostra en lo que me convierto día a día.No toco pianos,pero toco cuerpos, o mas bien voces, muchas voces, que provienen de la televisión y no quiero saber de nada,por ahora no quiero saber de nada.
O a lo mejor sí, observar la vida de los otros, el sexo de las otras, la comida deglutida, que refleja el fotograma.
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