lunes, 22 de febrero de 2010

Lenguaje de Señas

EN LA PINTANA Y LA REINA: Dos formas distintas de abordar una violación.



El día de ayer mientras realizaba mis actividades diarias escuché no sin pena, horror y rabia la noticia de un secuestro y posterior violación de una chica en la comuna de la Pintana, justo cuando dos amigas se dirigían a sus domicilios y estaban próximas a llegar a sus casas apareció un vehículo y de él bajaron dos tipos que posteriormente subieron y abusaron de una de las chicas, la otra logró escapar.


La violación sexual creo que uno de los delitos que mayor eco hace a las personas sobre todo hacia las mujeres y los niños/as, donde se los muestra totalmente vulnerables, donde sus consecuencias psicológicas nunca terminan, también es uno de los actos más deleznables de poder hacia las otras personas, los otros cuerpos, generalmente los cometen hombres (a habido casos de mujeres, no olvidar el de la madre que subía pornografía infantil a la Internet, utilizando a sus propios hijos) y como decía Simone de Beauvoir ; una de las formas más patente en el control hacia las mujeres es en el cuerpo, o como lo decía Foucault, el cuerpo es el área donde mejor se demuestra el uso del poder.


Personalmente me tocó escuchar historias hace muchos años (en una institución que trabajaba con mujeres que sufrían violencia de género) sobre mujeres violentadas, el que más eco me hizo fue alguna vez ver a una conocida en otros ámbitos y saber que ella era un caso emblemático de violación cometida por tres tipos y que el juez había dejado libre porque sus familias alegaban que ellos estaban a esa hora en sus casas, siendo que las pruebas biológicas eran concluyentes, no sé si fue la rabia o el asombro de saber que conocía esta persona y había pasado por ese maldito infierno.


Y si una ve lejana estas experiencias, déjeme decirle que los argumentos del “es que vestía muy provocativa, capaz que estaba haciendo a esa hora de la noche…” no tienen mucho sentido, personalmente una vez cuando llegaba del sur a Santiago y me dirigía a tomar la locomoción para dirigirme a ver a mi pareja de ese tiempo, un tipo me abordó por detrás y yo ya me sentía titular de primera plana de la cuarta, de no ser porque pude defenderme y correr como loca y gracias a la ayuda de unos desconocidos hubiera sido otra cifra más de la famosa cifra negra, porque claro, lo único que piensa una en esos momentos es estar segura e irse lo más rápido posible del lugar, luego que llegara mi pareja después pensé que porqué no fui a carabineros a estampar una denuncia de posible agresión sexual, no vaya a ser que el desgraciado ese haya atacado a otra mujer y es algo que me hasta el día de hoy de recordarlo me da miedo, pero una sola piensa en la sobrevivencia y se siente mas vulnerable que la cresta, posteriormente viene el síndrome de estrés post traumático, al escuchar cualquier paso por detrás o sentir correr a alguna persona atrás de una ,me daba un ataque de pánico terrible.


Uno de los documentales más impactantes que he visto es sobre la violación masiva hacia mujeres en el Congo como arma de guerra se llama The Greatest Silence: Rape in the Congo y es dirigido por Lisa F. Jackson , escuchar los testimonios de mujeres que ni siquiera podían tener un tratamiento de reparación entregado por el estado, y también mostraban a los agresores y siento que es un por decirlo así “aporte “del documental porque ayuda a entender que los cuerpos de las mujeres y niñas eran los más vulnerables.


Hace muy poco tiempo atrás ocurrió un caso de similares características en la Reina, donde una muchacha caminaba con su pololo en una plaza luego de ir al cine y un tipo los agredió y posteriormente violó a la adolescente,¿ de que me quejo yo?, de las distintas formas de proteger a la víctima, la familia de esta muchacha y la fiscalía fueron cuidadosos, si bien la familia hablaba hubo un circulo de protección para abordar el hecho, cosa que no vi con la muchacha de la Pintana, salía ella dando su testimonio y su amiga casi a rostro descubierto, sé que es importante conocer su testimonio y casi es como sanador después de un largo proceso, pero los periodistas ¿No tendrán una ética profesional? y ¿los de la Fiscalía? al saber que exponer así a una persona luego de horas de tortura y abuso sexual al final la daña, la victimiza por segunda vez y tercera al ver repetida su imagen una y otra vez en televisión, la chica de la Reina tuvo un buen entorno que la acogió, quizás tuvo atención psicológica al instante, cosa que dudo con la chica de la Pintana por lo tramitadores que son en las fiscalías y sus derivaciones varias y que el hecho ocurrió en fin de semana.


Y por último no olvidemos recordar que el mayor peligro no está en la calle con un desconocido agazapado en una esquina o en la oscuridad, el mayor peligro y es paradójico (ya que las cifras así lo avalan) es en el entorno cercano de familiares directos o indirectos, y eso es lo que asusta.



The Greatest Silence: Rape in the Congo


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